2015(e)ko azaroaren 4(a), asteazkena

¿Por qué la bicicleta en las ciudades?


Poco a poco se han hecho evidentes, los errores cometidos a partir de los años 60 con políticas de transporte orientadas a facilitar el uso indiscriminado y desenfrenado del automóvil. Todo ello ha hecho del coche una herramienta central de nuestras vidas y de los sistemas de transporte urbano y previsiblemente el coche seguirá jugando un rol importante también en el futuro. 

Sin embargo, en áreas urbanas densas y en distancias relativamente cortas, los automóviles no son ni eficientes ni sostenibles. Cada vez son más evidentes los “efectos colaterales” negativos de su abuso: congestión, contaminación, ruido, consumo de espacio (sobre todo para el estacionamiento), seguridad vial y crecientes costes de mantenimiento. Demasiados coches son malos para las ciudades, en un doble sentido. Las ciudades se vuelven menos atractivas debido a los impactos ambientales, sociales y sobre la calidad de los espacios públicos.
Peor aún, las ciudades tienden a ser menos accesibles. En calles colapsadas, atascadas y llenas de coches en búsqueda de aparcamiento, el automóvil ya no es una forma eficaz de desplazarse. Además, contar principalmente con los coches para las necesidades de movilidad alienta viajes cada vez más largos y dispersos, que fomentan la expansión urbana, lo que a su vez aumenta la dependencia del automóvil. Las ciudades son conscientes de que las soluciones pasan por romper este círculo vicioso.

Por otro lado, el transporte público ha sido la tradicional alternativa. Es muy eficaz para transportar grandes números de personas al mismo tiempo y al mismo destino. Utiliza menos espacio y menos recursos y es más limpio y más económico que los vehículos privados. Muchas ciudades están convencidas de que una inversión pública considerable en su mejora es necesaria y justificada.

Pero el transporte público no puede satisfacer todas las necesidades de movilidad de la personas. Rutas fijas y horarios rígidos no son adecuados para un número cada vez mayor de viajes. Las personas tienden a moverse hacia destinos más variados, de manera menos regular y para otros fines diferentes del trabajo o estudio. También tienden a compaginar modos distintos para satisfacer mejor sus necesidades. Existe una clara necesidad de alternativas de transporte que sean flexibles, cómodas, limpias y asequibles para los desplazamientos dentro de las áreas urbanas.

El otro modo central en las áreas urbanas, la marcha a pie, históricamente al
margen de las políticas de movilidad, empieza a ganar otra vez el reconocimiento de su importancia para el conjunto de la movilidad urbana y de la necesidad de ser considerada como modo prioritario de una movilidad sostenible. 




Pero más allá del radio peatonal, las ciudades cuentan solo con coches y transporte público, con los inconvenientes y las limitaciones presentadas.






En el escenario descrito, el uso de la bicicleta asume un rol importante por sus
propias características de eficacia y eficiencia como modo de transporte urbano.


Publicado en PROBICI.Guía de la movilidad ciclista






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