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La bicicleta en Renfe Larga Distancia

Publicamos un interesante y largo artículo sobre viajar con la bicicleta en los trenes de larga distancia de RENFE publicado en la página web de la Asociación cicloturista y de ciclismo urbano PEDALIBRE.



Esperando al tren (con bultos raros)
Hace no mucho, históricamente hablando, Renfe cambió su normativa respecto al transporte de bicicletas en trenes de larga distancia. Por lo que a los colectivos pro-bici respecta, fue algo unilateral por parte de la compañía y, sorprendentemente, para mejorar las condiciones previas.

Tengo la impresión de que esta mejora no ha sido suficientemente difundida entre quienes podemos valernos de ella, quizá porque nos la hemos encontrado hecha y Renfe tampoco ha puesto ningún interés en publicitarla. Después de haberla puesto en práctica y comprobar que es real, hemos aprendido lecciones de esas que no te enseñan en la escuela. Aquí va un resumen…

Las novedades

La (llamémosla) nueva norma nos trae una noticia buena y una mala…

La noticia buena es que esta norma supone un salto importantísimo respecto a la situación anterior; abre una puerta que hasta ahora estaba prácticamente cerrada: ahora se pueden transportar bicis en los trenes de larga distancia, incluidos los de alta velocidad.

La noticia mala es que hay ciertas condiciones y, sobre todo, que la nueva norma no ha venido acompañada de ninguna reforma en el material para facilitar el transporte de las bicis.

A continuación, un resumen de la situación actual…

Lo que dice (la norma)

Transcribo lo que aparece en la normativa:

“Viajar con Bicicletas
 Para todos nuestros trenes
Plegadas o desmontadas
Siempre que superen las dimensiones señaladas para ser consideradas equipaje de mano, serán admitidas en los servicios AVE, Larga Distancia y Avant para trayectos nacionales con las siguientes condiciones:
- Que la bicicleta se encuentre plegada o desmontada dentro de una funda de unas dimensiones máximas de 120 x 90 x 40 cm (largo-alto-ancho).
Los pedales deben estar desmontados y el manillar girado 90º.”

Luego cuenta alguna cosa más sobre especificidades del transporte de bicis en plazas acostadas (camas y literas), que ya existían en la normativa anterior. Me centro a propósito en las novedades que afectan a Larga Distancia, que es de lo que quiero hablar. Media Distancia (antiguos “Regionales”) y Cercanías tienen normas diferentes, con la excepción de los servicios Avant, que son Media Distancia pero cuyo material rodante es similar al de Larga Distancia y para los que aplicaría la misma normativa de transporte de bicis que en Larga Distancia. Un lío, ya sé…

Para quien lo quiera consultar y se atreva, la normativa completa está en http://www.renfe.com/viajeros/info/bicicletas.html

Parte del lío es culpa de la incompetencia de Renfe para ordenar bien las ideas y explicarlas adecuadamente. Re-ordenamos el discurso para que se entienda mejor:

Lo que quiere decir

La organización de la información es equívoca, por no decir errónea: bajo un título “Para todos nuestros trenes”, hay un subtítulo “Plegadas o desmontadas” y un texto que sólo aplica a Larga Distancia (es decir, ¡no a todos los trenes!). Si la realidad es compleja, deberían, por lo menos, dedicarle un poco más de esfuerzo a explicarla mejor.

Os traduzco lo que realmente quieren decir:

En los trenes de Larga Distancia, las bicis sólo se pueden llevar plegadas (en las bicis en las que eso sea una opción) o desmontadas (ruedas y pedales). Debe usarse una funda. El bulto final no puede pasar de 120 x 90 x 40. Y lo del manillar.

Ya está. No dice nada más.

Lo que significa

Esta normativa significa que podemos llevar bicis en los trenes de larga distancia sin problemas y sin tener que dar explicaciones; en teoría, al menos. No hay que pagar nada extra por llevar la bici, no hace falta reservar espacio, ni siquiera avisar que se pretende viajar con una bici. En teoría, no hay límite al número de bicis que se pueden llevar por tren. Recordad, eso sí, que en el tren la autoridad es del revisor/a. Si decide que las bicis no caben, molestan o hay cualquier pega, puede decidir que las bicis no viajan. En principio, prima la atención al cliente (y la persona que viaja con bici lo es) pero no dejamos de estar sujetos a una cierta arbitrariedad.

¿Bienvenidos/as a la nueva arcadia intermodal ibérica?

Sí y no… continúo…

Limitaciones de espacio

La teoría está muy bien pero se queda corta si no se ve respaldada por la práctica. Renfe ha hecho una norma abierta y progresista pero se ha quedado a medias. No ha terminado de respaldarla con la realidad física de los trenes.

Podéis esmeraros en conseguir un bulto acorde a las medidas requeridas e, inocentemente, esperar que, si se han tomado la molestia de especificar con tanto detalle, será porque habrá un espacio dentro del tren donde quepa un bulto de tal tamaño… así sería en una compañía normal pero ¡esto es Renfe! y cualquier cosa es posible.

A estas alturas, ya os imagináis lo que va a pasar… efectivamente, en los trenes no hay (casi) ningún espacio para equipajes donde quepa un bulto de 120 x 90 x 40.

Casos prácticos según tipo de tren

Los Talgo/Altaria y los AVE tienen más o menos los mismos espacios para equipajes:

- La típica balda continua encima de las filas de asientos

- Un maletero pequeño detrás de la última fila de asientos

- Un maletero grande en el extremo del vagón

Los Alvia, parecido, con un par de diferencias: no existe el maletero pequeño; y el maletero grande tiene más fondo.

Las mejores condiciones se dan en los Alvia. Se pueden colocar las bicis en el maletero grande:

Maletero del Alvia con dos bicis apiladas




El encaje no es ideal, los bultos sobresalen un poco, pero queda bastante aceptable. En las fotos hay dos bicis apiladas. Se podrían, probablemente, poner tres bicis y en la balda de arriba podrían ponerse más aunque habría que tener cuidado con la estabilidad del conjunto.






Maletero del Alvia otra vez


El mayor reto es encontrar hueco para hacer esto. En cabecera de viaje, se puede conseguir pero en estaciones intermedias suele ser difícil. Siempre podemos recurrir a mover maletas, si hiciera falta, con el riesgo que esto siempre conlleva de que alguien se lo tome mal.







Maletero del AVE. El del Talgo/Altaria es similar



En los Talgo/Altaria y AVE, la cosa se complica. El maletero grande tiene menos fondo y no hay manera de encajar el bulto de 120 x 90 x 40 sin que sobresalga demasiado en alguna dimensión:  Una bici tumbada como aparecía en las fotos del Alvia sobresaldría más o menos lo mismo que esa maleta oscura pero, claro, a lo largo de mucha más longitud. Lo hemos probado en un Talgo y quedaba fatal. Molestaba visualmente y ocupaba un espacio de pasillo que se necesitaba para pasar sin dificultad. No tenía futuro.

Fijaos que el maletero tiene dos baldas (la de arriba sale por poco en la foto), separando tres espacios. Si hubiera tenido sólo una balda, las bicis habrían cabido de pie y se habrían podido apilar dos por cada altura, para un total de cuatro bicis por maletero (dejando muy poco sitio para otras maletas, eso sí)

El maletero del Alvia no sólo es más profundo sino que tiene sólo una balda, lo que viene bien a la hora de encajar bultos grandotes como las bicis.

No hemos viajado con bicis en trenes AVE pero sí en Talgo/Altaria y, visto que el material rodante es prácticamente el mismo, las conclusiones sobre lo que hemos encontrado en estos nos parecen extensibles a aquellos.

Para llevar bicis en el Talgo, hemos probado varias opciones:

1. En la balda continua situada encima de los asientos

2. En el maletero pequeño (alias el maletero-ranura)

3. Donde hemos podido

Balda continua

Esta balda es bastante profunda y es posible meter la bici tumbada. Por lo demás, todo son pegas: subirla ahí requiere esfuerzo y hay riesgo de molestar a otras personas en la operación; la bici sobresale un poco y no da una impresión muy tranquilizadora, aunque nos pareció bastante estable. Desde luego, como se caiga en un bache, la liamos. Por fin, la bici necesita mucho espacio contiguo de balda y puede ser difícil que lo haya; si no lo hay, tendríamos que ponernos a mover bultos, con lo delicado que es eso (nunca sabes cómo se lo va a tomar la gente)

Maletero pequeño

Éste es un espacio casi de fortuna, en el hueco que queda entre la última fila de asientos y la pared del fondo. Es como una ranura del ancho aproximado de una maleta. Tiene dos alturas, separadas por una balda. En la parte de abajo, es posible que quepa una bici de pie.

Digo “es posible” porque el encaje es muy, muy, muy ajustado, en todas las dimensiones. Si el bulto no es escrupuloso con los 120 x 90 x 40, no va a entrar. Y, con todo, esto sólo sirve en los vagones de clase Preferente. Esto es así porque, en esos vagones, hay tres asientos por fila (2 a un lado del pasillo y 1 al otro) y los asientos son más anchos que en clase Turista (en la que hay cuatro asientos por fila, 2 a cada lado). El maletero-ranura que está detrás del grupo de dos asientos de clase Preferente es el único que tiene fondo suficiente para que la bici entre sin sobresalir. Lo intentamos en los maleteros-ranura de clase turista y no fue posible: la parte de bici que sobresalía se comía medio pasillo.

Por desgracia, olvidé hacer fotos de los episodios con los maleteros-ranura.

Opciones de fortuna

Esto incluye el coche-bar, donde pusimos dos bicis en la esquina del fondo a indicación del revisor. No es un buen sitio pero no molestan mucho si el bar no tiene mucho público. Tampoco tengo fotos de esto pero os podéis imaginar…

En el descansillo del Talgo


La otra opción, a la desesperada: bici vertical, tumbada encima de la puerta de salida del vagón, previa consulta al revisor sobre qué lado del tren era el que no se necesitaba abrir. Puede hacer falta cambiar la bici de puerta si no todos los andenes de las estaciones intermedias caen al mismo lado. El revisor tiene esta información. Esta opción no gusta nada a los revisores y puede resultarnos un incordio si hiciera falta cambiar las bicis de lado con frecuencia.

No esperaríais que fuera a ser fácil…

Leyendo entre líneas

La bici arrastra muchos sambenitos en nuestra sociedad y el transporte en los trenes lleva asociados unos cuantos, tanto por parte de Renfe como, posiblemente, del resto del pasaje. Este efecto es más serio cuanto mayor sea la “categoría” percibida del tren en cuestión: en los Cercanías, vale casi todo; en los Media Distancia, más o menos… son trenes de batalla. En Larga Distancia, el ambiente es más aséptico, Renfe vende asepsia y la gente espera que así resulte. Meterte en un tren de estos con una bici, en el mejor de los casos, va a llamar la atención; y es muy posible que esto degenere en actitud de rechazo.

Si queremos tener un futuro viable para el transporte de bicis en Larga Distancia, es importante que tengamos estos factores emocionales en cuenta y que actuemos con discreción.

El desmontaje y el embalado

La idea del desmontaje es que el bulto tenga un tamaño manejable y sea compacto. Esto tiene lógica y, personalmente, me parece un compromiso aceptable. Sólo hay que desmontar ruedas, pedales y guardabarros, que es una operación relativamente sencilla.

La idea del embalado es que el bulto no dañe ni manche nada. Esto también tiene lógica y, nuevamente, es algo que puedo comprender y aceptar de buen grado.

Las dimensiones

De las tres dimensiones en cuestión, hay dos que son fáciles de cumplir para una bici de las nuestras: alto (90 cm) y ancho (40 cm). La dimensión que nos lo puede poner difícil es ese 1.20 m de largo máximo. Si sólo quitamos las ruedas y sus guardabarros, en mi experiencia, la cosa se queda en 1.25-1.30 m. Si nos ponemos estrictos con esa dimensión y queremos cumplirla a rajatabla, la siguiente pieza que podemos mover es el portabultos o el manillar. Lo más sencillo y efectivo suele ser desacoplar el manillar de la potencia y colocarlo integrado en el conjunto.

Hasta ahora, en ningún caso a venido nadie a medirnos el bulto ni hemos recibido comentarios al respecto del tamaño.

El factor asepsia

Esto entronca con la parte psicológica-percibida de la bici. Ni Renfe ni sus clientes (así, grosso modo) quieren ver sucias bicis en sus impolutos trenes. Tampoco quieren ver bultos de esos que lleva la gente pobre. Necesitan que el conjunto sea, como mínimo, aséptico, mejor aún si es un bulto con glamour.

Lo del glamour puede ser complicado de conseguir pero lo de la asepsia es relativamente sencillo. Nuestra estrategia más último-grito es utilizar fundas específicas para bicicleta. Esto le da un tinte de normalidad al hecho de llevar la bici embalada: si hay una funda específica (y se puede comprar, hay alguien que la vende), será que está bien hacerlo.

En un viaje lineal, habría, probablemente, que cargar con la funda de marras durante todo el viaje. Esto invalida las fundas complejas y pesadas, que las hay, pero también las hay sencillas y ligeras y, para lo que se busca (la percepción de normalidad), sirven perfectamente.

En una ocasión, una revisora nos “perdonó la vida”, permitiéndonos viajar a pesar de que nuestro embalaje, según ella, no era aceptable. Estábamos de vuelta tras un viaje de varias semanas y habíamos improvisado un paquete con plástico de ferretería recién comprado y cinta de embalar (las fotos del viaje en el Alvia corresponden a esa ocasión). Era un plástico grueso y resistente y el paquete nos quedó estupendo, cumplía perfectamente los objetivos teóricos de proteger y compactar pero ¡no cumplía el objetivo no escrito de la asepsia!

La revisora no lo verbalizó así pero no me cabe duda de que su problema era ese. Nos dijo que era necesario usar una funda específica para bicis, cosa que no es cierta (en ningún sitio de la norma dice tal cosa) pero preferimos no discutir y dejarle ganar su mini-guerra a cambio de que nos dejara en paz.

Discreción

Otro aspecto clave de la parte psicológica es intentar no llamar mucho la atención. Va a ser difícil no hacerlo pero, al menos, que sea lo menos posible. Renfe y su parroquia se olvidarán enseguida de que estamos ahí si encajamos bien el equipaje sin mucho jolgorio. Es un factor clave de normalización del transporte de bicis en el tren.

Consideraciones prácticas

Algunas pueden parecer obvias. Otras, no tanto…

El embalado requerido es relativamente sencillo, se puede hacer en 20 ó 30 minutos. Esto posibilita algo muy importante: hacerlo in-situ, en la estación, con lo que podemos usar la bici para desplazarnos hasta allí y llevar cómodamente el resto de nuestro equipaje (alforjas y tal). La bici, una vez embalada, deja de ser un vehículo útil y se convierte en un muerto intransportable. De ahí la importancia de poder hacer el embalado en el último momento.

Para un viaje largo (a partir de varias semanas), probablemente no merezca la pena cargar durante todo el trayecto con una funda para sólo usarla en el viaje de ida y/o en el de vuelta. En tal caso, se puede improvisar el embalado para el viaje de vuelta con algo que compremos (como el plástico recio de ferretería) o que apañemos pero perdemos el factor asepsia. Otra posible opción es enviar por correo o de alguna otra forma la funda al punto final del viaje. Para viajes de una semana o menos, que son la mayoría de los que vamos a hacer sin salir de la península, nuestra opción normal es llevarnos la funda encima, aunque sea peso muerto durante el pedaleo.

Usamos fundas específicas para bicis en versión básica: una simple funda de nailon recio, sin estructura, de forma rectangular y abierta por uno de los lados largos. Las únicas que hemos encontrado localmente (es decir, sin recurrir a internet) son del Decathlon. Las dos que tenemos pesan 365 y 555 gramos; aunque es el mismo producto, varía ligeramente la construcción según el año y la versión.

Las fundas que usamos no se cierran. Podríamos buscar unas que se cerraran completamente o añadirles un velcro o cremallera a las que tenemos. Como sólo las vamos a manipular nosotros/as, el riesgo de perder alguna pieza suelta es bajo y las hemos dejado como están.

Nótese la cinta plana que une las tres piezas (rueda, rueda y resto)

Es importante que la bici sea un bulto compacto y sin piezas sueltas (especialmente, si la funda no se puede cerrar completamente). Usamos cinta plana con hebilla para unir las dos ruedas al resto de la bici. Con una cinta por bici debería bastar. Conviene llevar algún adhesivo (cinta de embalar o similar) por si hay alguna emergencia. Los pedales van mejor dentro de una alforja.



Paquete listo




Si tenemos un pulpo (que, normalmente, llevamos de todas formas), lo usamos para abrazar el bulto, dándole apariencia más compacta.








Bicis al hombro (luego, al tren)
Es fundamental que el bulto tenga un asa y que se pueda transportar colgado del hombro. Pensad que, aunque sea una distancia corta (llegar al andén y transitar por él), tendremos que cargar con la bici embalada y (a la vez) con el resto del equipaje. La bici pesa y, llevada en la mano, rozaría con el suelo, con lo que habría que transportarla izando a pulso, algo que requiere mucho esfuerzo. La mejor forma de llevarla es colgada del hombro, de forma que libre el suelo y, así, además, nos deje las manos libres para llevar el resto de bultos.

El asa se puede implementar con un lazo de cinta que pasamos alrededor de un elemento fijo de la bici; la barra del cuadro suele ser el mejor sitio, aunque dependerá de cada bici.

En resumen

Hasta que apareció la nueva normativa, la única forma de llevar bicis en trenes de Larga Distancia era en los servicios con literas o camas. La nueva normativa supone un salto adelante muy grande. Os animo a aprovecharla.

La nueva norma está muy bien pero sólo en la teoría. La práctica le va a la zaga, de forma que llevar bicis en Larga Distancia es ahora posible pero sigue sin ser fácil.

Las condiciones actuales hacen poco viable viajar con bicicletas para un grupo mínimamente grande. No voy a dar números de corte pero os podéis imaginar. Personalmente, nuestro record es 4. Pudimos viajar y no se hundió el mundo pero no resultó sencillo.

Es más que posible que esta normativa penda de un hilo fino, el de las sensibilidades a flor de piel cada vez que hay una bici en las proximidades. Por eso insisto en la importancia de cuidar al máximo las formas: discreción y buena pinta. Lleva una bici, siéntete como si llevaras unos palos de golf.


Para más información, el Petete de la intermodalidad bici-tren está en el blog Bicisaltren, de ConBici

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